La felicidad sólo es real cuando se comparte
Estoy media desvelada, con la espalda dolorida (de tanta computadora, obvio) y pienso en historia, en Juan Pablo (no, no es ningun pibe, es mi psicólogo) y todo lo que hablamos el martes, aveces odio que tenga tanta razón y cuando, quedo en algo con él, es decir, me insinúa lo que tendría que dejar de hacer, y hago lo contrario,siento que lo defraudo o algo por el estilo, no se porque me pasa eso, es como que cada sesión se transforma en una clase, en la que pacto algo que después se me hace difícil cumplir, la "tarea" que me da aveces no quiero hacerla, o salgo con todas las expectativas de su consultorio, diciendo "Si, eso es lo que voy a hacer, tiene razón" y despues no hago nada, digo por dentro "Ma' si, yo me mando" y volvemos a la sesión, pero él no es como las chicas, o como Juan, o como cualquiera que siempre escuchan mi rosario, él no se resigna a lo que pueda ser capaz de hacer, siempre me exige mas, confía en que yo puedo cambiar algunas actitudes (para mi, imposibles) o que pueda lograr hacer cosas que me cuestan y que le planteo, por eso es que cuando salgo de ahí siento que el viento en la cara es el llamado a una vida nueva, a una Camila diferente, porque me da confianza a mi misma. Pero "No importa cuanto me puedas alejar de la realidad, yo siempre vuelvo" me siento en mi trono, frente a la gran pantalla y volvemos a lo mismo de antes, volvemos a diciembre, enero, febrero y marzo, volvemos a las pendejadas. Llega la próxima semana y me excuso "Y QUE QUERES QUE HAGA JUAN? ¡TENGO 17 AÑOS!"
Si no te pagara, te tendría que hacer un monumento.

2 comentarios:

Fati dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fati dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

Gracias por leerme!!!

Datos personales

Mi foto
Buenos Aires, Argentina
No fumar sin desayuno

Archivo del blog