La felicidad sólo es real cuando se comparte
Abro una entrada, la cierro, dejo un borrador y pienso, que quiero escribir, de que quiero hablar, por qué abro una entrada si estoy tan indecisa. Poner una foto y una canción cualquiera, es fácil, pero cuando uno se quiere expresar, quiere poner en palabras lo que le pasa, es difícil y no hay canción que abarque lo que me pasa. 
Siento que me tengo que ir, que este ya no es mi lugar, que llegué a una etapa de mi adolescencia y me di cuenta que nada de lo que estoy viviendo es como esperaba, cuando comenzó mi pubertad imaginaba esta edad, como la mejor, pensaba que iba a ser libre, que me iban a dejar hacer las cosas que hacen chicas de mi edad. 
Soñé con todo eso, y lo imagine año tras año hasta llegar y darme cuenta, que todo sigue igual que cuando tenia trece años; los horarios siguen siendo los mismos, los llamados siguen sonando en mi celular, y mi casa sigue siendo una cárcel. No quiero que se mal interprete, no sufro por no poder ir a un boliche, o por no poder quedarme hasta tarde en una casa, sufro porque no hay confianza, porque me esmero para que eso pase, y no recibo nada a cambio, por las peleas de todos los días, por los retos sin fundamento, por las discusiones sin fin, porque no importa lo que haga, nunca va a ser suficiente. Nunca concebí un hijo, por lo tanto, estoy alejada de lo que pueda llegar a sentir una mujer por un hijo, que se sentirá ser madre, no puedo descifrarlo, se que hay miedos, que uno quiere lo mejor para él y quiere protegerlo a toda costa, pero los hijos crecemos, miramos el mundo de una manera personal y no colectiva como cuando eramos chicos, tenemos un pensamiento diferente al de nuestros papás y si tenemos la capacidad de elegir la carrera que nos definirá la vida entera ¿Cómo no tenemos la capacidad de elegir que queremos hacer? 
Se que hay reglas y límites que se deben cumplir si uno vive bajo el techo de los padres, y es por eso mismo que me voy, porque no los soporto, porque no estoy de acuerdo, porque me parecen exagerados y sin fundamento, por que creo que tengo la edad suficiente como para elegir si quiero estar acá o en otro lado. 
A los 18 años puedo manejar, beber bebidas alcohólicas, irme del país sin permiso alguno, hacerme un tatuaje si así lo deseo; muchos se olvidan, que solamente me quedan tres meses y no voy a dejar que estos se transformen en una tortura hasta cumplir la mayoría de edad, me voy ahora y que sea lo que el destino quiera. 

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